Resumen
Desde el inicio de la humanidad el hombre ha buscado la forma para conservar sus
alimentos por más tiempo, iniciando esa búsqueda con técnicas rudimentarias como el
salado o el secado al sol. Conforme la ciencia ha avanzado se han empleado métodos de
conservación más sofisticados en los que se han aplicado diversos factores de
conservación como la temperatura, aw, pH o la adición de conservadores; sin embargo
al emplearse cada uno de ellos por separado y en magnitudes elevadas se provoca un
daño considerable en la calidad del producto al perderse parte de sus propiedades
sensoriales y nutricionales.
Es por ello que desde hace dos décadas y ante la creciente demanda por parte de los
consumidores de alimentos de alta calidad y lo más parecidos a un producto fresco, han
surgido los denominados alimentos mínimamente procesados, en los que se aplican en
forma inteligente y combinada los factores de conservación convencionales, los cuales
en dosis bajas representan obstáculos para el crecimiento microbiano y las reacciones
deteriorativas.
Además se ha iniciado con la incorporación de nuevos factores de conservación como
altas presiones, antimicrobianos naturales, pulsos eléctricos, ultrasonido, entre otros. La
era del procesamiento mínimo y el uso de la tecnología de obstáculos están abriendo las
puertas a una nueva etapa en la conservación de alimentos